¡Cuidado que ya vienen!
De chico me escondí del mundo para verlo desde abajo.
Fue útil. Aprendí. Me dió simpleza, esa de la que hoy dispongo para ubicarme frente a distintas cosas y empezar por hacer.

De chico mi mundo parecía no girar, estaba detenido y vaya a saber por cuánto tiempo lo estuvo. Me estaba ayudando, como si fuese la expresión de un anciano, diciendo: “aproveche este tiempo que después se lo pongo en movimiento”.

Han sido tiempos de mamar, de absorber, jugar, alimentarme, de revolución y de esperanzas. Tiempos de simplezas, sin preocupaciones y sin rarezas.

Para mí era este mismo mundo de hoy, sólo que mirado desde otra óptica. Cargado de ilusiones y fantasías. Con todas las creencias del momento; con imposibles que mi imaginación si podía suponer y hasta creyendo en esas cosas.

“Cuántas veces que los actores repetían una misma propaganda y siempre saliéndoles igual, sin equivocarse”, sin poder comprender que lo que veía estaba grabado.

“Cuántas veces veía como se derretía el amor entre dos personas, sin que se dieran cuenta jamás", sin poder entender que en realidad se resignaban.

“Cuántas veces observé a las vecinas entrar en la iglesia de mi cuadra, admirándolas por su fe y por ese grado de pureza que portaban”, sin saber que en realidad lo hacían para pedir perdón por la inmensa crueldad de muchos de sus actos.

Tantos años después, con cientos de aciertos y miles de errores en mi debe y en mi haber recorro las calles de mi barrio; el que me vio crecer, dónde pasé aquellas inmensas tardes de carnavales, “cumpas” y esquinas; con la misma frescura de aquellos años y con las mismas ganas de arremeter contra todo, como si fuera un chico.

En algún sentido lo sigo siendo, pero ahora por elección. Me ayuda, me hace genuino...; aunque también me cuesta caro. No todo es color de rosa, no toda la gente es lo que uno quisiera. A pesar de ello, lo seguiré eligiendo, porque así soy, y en esto no hay cambios.

¡Cuidado que ahí vienen!
Y seguiré jugando a vivir y agradeciendo cada instante que este mundo plagado de sabores y sinsabores me ha regalado.

¡Escondete boludo!
Ya están acá, llegaron.
¡Ojala me encuentren! ¡Ojala me encuentres! ¡Ojala nos encontremos para siempre!

* Este texto ya ha sido publicado en otra oportunidad pero hoy lo recordé y tuve deseos de compartirlo.